La piel es cosa rara. Una frontera peligrosa donde el intercambio es continuo e invisible. Es el órgano mas grande del cuerpo, y su unidad es engañosa. Todo el placer, todo el dolor, en esa húmeda bolsa en la que cargamos nuestra identidad y la llevamos de lado a lado, asumiendola como propia. Miles de poros, respirando, expirando, flujo constante de pedaceria que imita nuestra personalidad. Concebimos nuestra piel positivamente, nos olvidamos de los poros y su constante mercadeo, sujeto a leyes que no conocemos y preferimos ignorar. Así también, nos concebimos como sujetos, y nuestra piel es coraza, armadura inviolable, mientras nos olvidamos de que, como osotros, el órgano de la piel tambieen se podría concebir como un vacio infinito, miles de huecos, unidos precariamente por tiras de carne. . -Pepe Rojo, revista planeta, 2000 “Para mi, tiene una parcela de poesia aquel que evoque espontaneamente senderos de una verdeante selva al estar entre los troncos prendidos y de ver a la